Lo sabemos todos: el modelo de consumo de música en la actualidad ha cambiado. Y el streaming, con sus pros y sus contras, es el modelo a seguir también por todos. Un año después de que Spotify ¡por fin! diera beneficios y superara el récord de usuarios, conviene también mirar al fenómeno con ojo crítico y lanzar preguntas que buscan respuesta más allá del algoritmo: ¿es oro todo lo que reluce? ¿Puede medirse el éxito de un artista en su número de seguidores? ¿Está ahogando el streaming otras formas de oír música? ¿Elegimos qué escuchar o hay quienes deciden por nosotros?

